Evité cargadas y provocaciones anticipadas. Algo me decia que tenia que ser humilde y discreto(recordaba los tres penales errados por Palermo en un Argentina Brasil no tan lejano).Me fui de la casa de mis suegros dejando alli mujer e hija (brasileras), para poder sufrir a solas la final de la Copa América, y no tener que soportar eventuales gritos de gol brasucas. Tampoco queria que ellos se regocijasen (tambien eventualmente)de mi festival de puteadas y mi sufrimiento. Tampoco creia justo gritarles en la cara los goles argentinos (Intento eliminar alunos vicios por los cuales los argentinos somos tan queridos fuera del pais).
Mi actitud fue acertada.
El teléfono sonó al final del juego. Era mi cuñado, que tambien estaba en lo de mis suegros. Diplomaticamente me dijo "que jogo, eh?", cuando en realidad queria decir "los empatamos en el minuto 47:30! como te sentis en relacion a eso??". A pesar de que faltaban los penales, continuaba mi onda profetica, o sea, daba el partido por perdido.
Los penales los escuché en la cocina, bien lejos del televisor. Como si la falta de imagen pudiera evitar el dolor.
